jueves, 28 de octubre de 2010

¿Qué debe saber un agrónomo?

Enviado por Fbalcells el 07/01/2008 a las 12:58
La tendencia es que los profesionales no sólo miren la producción, sino también sean parte de la comercialización y la exportación. Así aparecen especializaciones enfocadas a la gestión comercial y administrativa y a la biotecnología.

Las cosas están cambiando. Los TLC y la meta de convertirse en potencia agroalimentaria le han devuelto el brillo al sector, duplicando las exigencias para los agricultores. La más grande, entrar de lleno a los mercados extranjeros. Pero ya no basta con producir productos sanos e inocuos: hay que perfeccionarlos, candidatearlos y venderlos al mejor postor. Para responder a tanta nueva exigencia se requiere de profesionales con capacidades adicionales. Y eso significa que las carreras vinculadas al agro tienen que dar una mirada distinta y adecuarse a lo que necesitarán los futuros especialistas del sector.


"Antes uno se imaginaba a un agrónomo como una especie de jefe de huerto, pero hoy es posible que se desempeñe de lleno en el proceso exportador", explica Raúl Cerda, Vicedecano de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción.

Significa entonces que el ingeniero agrónomo ya no aprende sólo de campo. Sus temas ahora son también el marketing, la gestión y la administración. Todo con la meta de lograr que el agro se vuelva más eficiente y competitivo a partir de lo mismo que han tenido siempre. Y a ello tienen que agregar la capacidad de dar nuevos giros a lo que ya existe.

Más elaboración

"Se requiere gestión, mayor énfasis en administración. Deberíamos trabajar más los procesos para elaborar alimentos, no sólo obtener productos primarios, sino crear una especialización que permita que alguien tome la leche, y en la misma facultad de agronomía, aprenda a hacer y vender queso, manjar, usar las máquinas, tener habilidades y competencias en producción de alimentos", dice Gustavo Rojas, director de postgrado de la Universidad Tecnológica Inacap.

Y las Universidades ya se están encauzando hacia estos nuevos requerimientos, creando carreras técnicas y profesionales con mayor énfasis en dos ítems fundamentales: la gestión agrícola y los bioprocesos, entendidos como procesos biológicos destinados a cambiar la constitución de algunos alimentos o materias primas alimenticias. Son fórmulas que ya se utilizan en otros lugares, manejados por biólogos y químicos, pero la idea es acercarlos al agro.

"Como la liofilización, un concepto para el que en Chile no estamos preparados. Es un proceso físico químico a través del cual uno cosecha una frutilla, por ejemplo, se lleva a una cámara hipobárica donde se le quita el contenido de agua. Luego el consumidor la rehidrata y se la come como si estuviera fresca", explica Gustavo Rojas.

De hecho el enfoque a estas nuevas técnias es un tema en el que la Universidad de Chile ya ha tomado cartas en el asunto.

'A través de nuestro doctorado establecimos un vínculo con una universidad holandesa, que son grandes exportadores de alimentos procesados. Todo para meter más procesamiento y valor agregado a las exportaciones chilenas', señala Fernando Santibañez, Vicedecano de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Chile.

Es parte de lo que podría incluir una carrera como la de Biotecnología con mención en alimentos, que la Universidad Mayor espera tener abierta a los estudiantes a partir de 2009.

Se trata de un conjunto de disciplinas orientadas al estudio de los procesos productivos de manera de perfeccionarlos u otorgarles algún carácter que antes no tenían y donde pueden utilizarse diversas técnicas, tendencia que crece en el mundo actual.

"Apunta a la manipulación del material vivo, con el objetivo de realizar mejoramientos en calidad, rendimiento u otras características, a través de técnicas que van dirigidas tanto al área productiva como a la agricultura. Entre el 80 y 90% de estos procedimientos se realizan en alimentos, lográndose un mejor rendimiento, eficiencia y calidad tanto a nivel de cultivos como producción, incluso atañe al ámbito forestal", sostiene Eduardo Venezian, director de la Facultad de Ciencias Silvoagropecuarias de la Universidad Mayor.

No sólo producir

El enfoque de las carreras de agronomía también gira ahora hacia el tema de la gestión y el marketing.

Por ello el objetivo es subsanar debilidades en la preparación académica: la primera en el manejo de las materias, donde por lo general se privilegia la cantidad por sobre la calidad de la producción; y la segunda está en la necesidad de que los estudiantes tengan un mejor manejo de la gestión, pensando en que desarrollen herramientas y habilidades que los apoyen para colocar el producto en el mercado.

"Nos estamos preocupando de la cantidad pero no de la calidad, eso se ha mejorado un poquitito en la fruta de exportación, pero en general falta preocuparse de la calidad comercial, es decir que se produzca de acuerdo a lo que cada mercado pide. Nos falta entrar a la agronomía de segundo piso, darle duro a la implementación comercial, donde estamos muy débiles, no estamos tomando en cuenta que el éxito o el fracaso de la producción agrícola está en que nos compren el producto", recalca Francisco Kiger, director de la escuela de agronomía Universidad Iberoamericana de Ciencias y Tecnología (Unicit). Por ello en la escuela de la Unicit se está poniendo énfasis en el tema del manejo comercial.

La debilidad en el tema de la gestión es una falencia de la que también se hizo cargo la Universidad Santo Tomás. A partir de este año, se hicieron reformas en la carrera de agronomía que permiten optar entre dos menciones, la primera enfocada en la producción hortofrutícola y animal; y la segunda a la agrogestión.

"Vimos la necesidad de crear esta mención debido a comentarios de gente del sector. La idea es que el agrónomo tenga los conocimientos técnicos para gestionar la calidad que se necesita para los nuevos mercados; que esté inserto en el proceso de exportación y sea capaz de manejar todo lo que tiene que ver con la optimización de mano de obra, por ejemplo", explica Álvaro Reyes, director de Agronomía de la Universidad Santo Tomás.

Falencia de la que también se hace cargo la Universidad Católica a través de un Magister que comienza a funcionar a partir del segundo semestre de este año.

'La idea es formar gerentes o administradores de empresas agroalimentarias, con cursos de administración, comercio exterior y manejo de recursos humanos aplicado al sector agroalimentario y forestal', explica Juan Ignacio Dominguez, docente del departamento de economía agraria de la Universidad Católica.

Punto al que también intenta orientarse el magíster en gestión y tecnología agronómica, MGTA, de la Universidad Técnica Federico Santa María. Funciona a partir de este año y su estructura es similar a un MBA, la gracia es que se enfoca en trabajar y actualizarse respecto a las nuevas tecnologías agrícolas, centrándose en el área productiva, de procesos agroindustriales y del marketing o la gestión comercial.

"Permite hacerse cargo de los TLC, de la normativa internacional, lo que son las buenas prácticas agrícolas y la responsabilidad social, elementos que nos están exigiendo los supermercados a nivel mundial como un requisito para que puede entrar en la lista de proveedores", explica Jorge Puiggros Director de Extensión del centro de avanzado de gestión, innovación y tecnología para la agricultura (CATA) de la Universidad Federico Santa María.

Buscan además aportar desde el área de la ingeniería con herramientas que complementen la formación del agrónomo para hacerle frente a los constantes cambios que impone el mundo globalizado.

"El agrónomo se ha convertido en un ejecutor de una herramienta que le da el asesor, los asesores no tienen contraparte dentro de la instancia productiva. Ocurre que el agrónomo no tiene las herramientas para contrarrestar o debatir la recomendación del asesor, nosotros queremos devolverle la capacidad de análisis", señala Rodrigo Ortega, Director de Investigación de la Universidad Federico Santa María.

Los técnicos también cambian

Los técnicos agrícolas son esenciales en la complejidad de la administración y producción actual. En este ámbito la tendencia es que los privados expliquen qué necesitan para que los estudiantes salgan con esas capacidades. Una demanda es que aprendan en terreno. Así lo entendió la Universidad Arturo Prat. Asociada con la Fundación Mondión en su sede de Victoria, IX Región, este año comienza la carrera de técnico de nivel superior con enfoque en el área silvoagropecuaria.

"El currículo está basado en competencias. La idea es capacitar para que los estudiantes sean emprendedores, logren formar sus propios negocios y capitalicen su campo o parcela. Todo apoyado calidad y técnica francesa", explica Renato Cid, Vicerrector Universidad Arturo Prat, sede Victoria.

Especialización Regional

Especializarse de acuerdo a los requerimientos de cada región es algo hacia lo que las universidades deberían apuntar. Por ejemplo, desde Concepción al sur podrían centrarse en productos que comienzan a ser parte de la canasta exportadora.

"Se ha notado cambios en la posibilidad de mejorar algunos negocios sobre todo de rubros que antes no exportaban como la carne y los lácteos. Falta implementar técnicas que no estamos usando, como la agricultura de precisión y el uso de programas de computación para administrar y gestionar. En la zona central y el norte deberíamos tener más especialización en rubros que están creciendo, como las cerezas y los cítricos. Otro punto para la zona central es la especialización en hortalizas que hemos mantenido en un segundo plano", puntualiza Gustavo Rojas.

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